El nuevo perfil del docente
Por. Maestro Juan Manuel Ramírez Belloso, Director de la División de Posgrados en la Escuela Bancaria y Comercial.
Sabemos
que el cambio es una de las grandes constantes en la vida, sin embargo, no fue
hasta el año 2020 que, a consecuencia de la pandemia por COVID-19, pudimos ser
testigos de una transformación aún más grande y notoria que impactó la realidad
de todos. La manera de interactuar, de compartir, de comunicarnos dio un giro
de 180 grados que nadie imaginó hasta ese momento.
Los
modelos de negocios tuvieron que ajustarse para volverse más eficientes ante
las crisis, se adoptaron nuevas modalidades de trabajo y de estudio con las
cuales fuera posible obtener los mismos resultados que de manera presencial,
incluso las actividades cotidianas se tuvieron que alterar para alcanzar el
balance tan, yo diría, esperado.
Pero,
para que todo cambio pueda mantenerse, no se debe olvidar la importancia de
implementar acciones realmente trascendentes que ayuden a superar las expectativas
de cualquier reto y es aquí donde me parece que se traza la línea
diferenciadora para la labor docente en la actualidad.
Considero
que ya no basta con impartir clases siguiendo las estructuras tradicionales,
ahora debemos buscar los medios que nos permitan acortar la brecha, por tantos
años impuesta, entre profesor-alumno, pues como docentes también es crucial
recordar que seguimos en el camino del aprendizaje y
que éste se debe continuar moldeando con el paso de los años, la llegada de
nuevas generaciones y la evolución de nuestro entorno.
En
el presente, debemos enfocar nuestra mirada en entender la clase de estudiantes
con la que vamos a relacionarnos, pues en esa medida construiremos contenido
que en verdad capture el interés de los oyentes. En otras palabras, hay que
centrar nuestros esfuerzos en la dinámica de clase, la cual empieza con la
didáctica de clase, misma que se da cuando tú entiendes a quién te vas a
dirigir.
Ahora
bien, ¿cuáles son las cualidades que deben permear al que yo llamo “el nuevo perfil
del docente”? A mi parecer son cinco las principales: la primera se ciñe a la trayectoria
adquirida al desarrollarse laboralmente en el área que imparte, la segunda es
ser un buen transmisor de conocimiento a través de los cinco sentidos, es
decir, generar clases estimulantes e interactivas para crear experiencias
memorables.
La
tercera es contar con una mente creativa, cuyo bagaje cultural sea muy amplio, para
dar respuesta a cualquier pregunta mediante actividades, metodologías y ejemplos
innovadores que tengan como base el contexto actual. La cuarta, tener liderazgo
transformacional enfocado en ayudar a que el alumno comprenda verdaderamente la
vida para que sepa cómo pondrá en práctica lo aprendido.
La
quinta y última, por supuesto, sería la paciencia, pues ella será el
instrumento para hacer y lograr frente a las múltiples personalidades con las
que tenemos contacto diariamente dentro de las aulas.
Por
todo lo anterior, la capacitación constantemente a nuestra comunidad docente es
la clave para entender que no solamente somos fuente de saber, sino que también
somos un modelo a seguir para las jóvenes generaciones.
En
resumen, así como fijamos determinados objetivos al inicio de clases para
forjar a los futuros líderes del mañana, sin duda debemos plantearnos nuevas
metas como profesionales de la educación.
Artículo original publicado en blog Generación Universitaria