Finanzas 2.0


Por: maestro Juan Carlos Cruz Tapia, profesor de la Escuela Bancaria y Comercial y Trader de cambios para la Banca Nacional de Desarrollo

La Ley Universal del Aprendizaje, indica que la sociedad necesita aprender al menos a la misma rapidez con la que cambia el entorno para poder sobrevivir; pero para progresar, necesita aprender a mayor velocidad.

La tecnología y la globalización tienen cada vez mayor participación en nuestra vida cotidiana, hoy en día, en un smartphone podemos tener funciones que hace cinco décadas era inimaginables: editor de fotos y video, gestión de la agenda de trabajo, aplicaciones para evitar el tránsito, servicios de transporte, una tienda virtual, transacciones bancarias e incluso operar tu portafolio de inversión. 

Los servicios financieros no son una excepción, la tecnología llegó a revolucionar la forma en la que hablamos de inversión y financiamiento, trajo a nuestras manos las Finanzas 2.0 y con ello una serie de cambios que tienen el potencial de generar grandes avances en materia económica y de calidad de vida en la población global para de este modo crear un ecosistema donde las grandes empresas de tecnología pueden competir y colaborar con los bancos globales. 

Para hablar de las Finanzas 2.0 debemos definir tres objetivos fundamentales:

  • Aumento de la competitividad del sector financiero: llevar a los bancos centrales, bancas comerciales, privadas, intermediarios financieros no bancarios e incluso a las empresas de tecnología financiera a generar canales y alternativas para mejorar el proceso de captación y colocación de recursos en la economía. 

  • Apoyo a las economías locales y regionales: conducir hacia una dinámica de transacciones más seguras y eficientes que apoyen la disminución de la pobreza mediante una intermediación más eficaz, que permita a la población acceder de manera rápida y confiable a los canales financieros.

  • Reducción de los costos transaccionales: implementar el uso de infraestructura que permita democratizar y aumentar la penetración de los servicios financieros en la población, sin importar su estrato social. 

¿Cómo llegar de la innovación financiera a la inclusión?

Actualmente el Banco Mundial estima que una de cada tres personas a nivel global no tiene acceso a servicios financieros formales, es decir, no tiene acceso a servicios transaccionales, de ahorro, crédito, seguros, entre otros.

En México, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 reveló que 56.7 millones de mexicanos cuentan con al menos un producto financiero, es decir, el 67.8% de la población adulta. Esto se traduce en un crecimiento de 4.6 millones sobre la información proporcionada por la ENIF 2015, siendo de vital importancia la inclusión de las cuentas de ahorro y créditos contratados por internet o aplicación de celular. 

¿Por qué es importante esto? Porque la inclusión financiera está dada por un amplio crecimiento en las plataformas móviles, aplicaciones y el acceso a internet que tiene la población, esto abre la puerta para llevar los servicios financieros a todo el territorio nacional, siendo el sureste, la región que podría resultar más beneficiada, ya que únicamente cuenta con una cobertura del 60.2% de la población adulta; factor que tendría mayor impacto si se complementa con programas que impulsen el acceso a internet. 

El reto es poder llevar no sólo los productos y servicios, sino la información necesaria para que la población pueda tomar las decisiones que mejor se adapten a sus necesidades, prácticamente en todas las etapas de nuestras vidas estarán presentes los Bancos, Aseguradoras, Sociedades Financieras Populares (Sofipos), Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes), Casas de Bolsa y Afores, administrando recursos en forma de ahorros, inversiones, créditos, seguros y planes para el retiro. 

El potencial para acceder a servicios financieros de manera digital es muy amplio, ya que no sólo hablamos del acceso a cuentas de ahorro, sino a todo un abanico de productos y servicios que pueden generar bienestar a la población, por ello requerimos instituciones financieras comprometidas con la innovación en los servicios digitales que serán nuestro día a día, es imperante tener acceso a alternativas que nos brinden los servicios más eficientes y que además se ajusten a nuestras necesidades y sus cambios.

Del lado regulatorio, adicional a la reforma financiera de la última década, en marzo de 2018 se promulgó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, lo que hoy de manera coloquial llamamos Ley Fintech, esta ley regula las instituciones de fondeo colectivo, activos virtuales, aplicaciones informáticas, instituciones de pagos electrónicos, entre otras; por lo que permitirá dar certidumbre a la población sobre un piso parejo, transparencia y sana competencia en el sector. 

Financiamiento, motor económico.

Siendo más específicos, dentro de los países emergentes como México, el financiamiento es un pilar económico (dados los niveles salariales y la distribución de riqueza), este mecanismo permite poner recursos financieros en manos de quien se encuentra buscando generar un mayor patrimonio mediante el apalancamiento de recursos invertidos en procesos productivos. El financiamiento contribuye a que emprendedores, Pymes y grandes corporativos puedan tener la materia prima para echar a andar sus proyectos, generen valor en la sociedad, y se traduzca en empleos y consumo. 

Hasta aquí todo suena simple, ¿no? Pero todo esto conlleva un costo, la tasa de interés, factor afectado principalmente por los procesos intermedios entre la captación y colocación del dinero en las instituciones financieras, donde la simplificación permitirá disminuir los costos del dinero y brindar mejores tasas a los usuarios de servicios financieros. 

Toda la industria ha realizado grandes labores en sentido tecnológico con el objetivo de ofrecer una mayor eficiencia en el sector de financiamiento, desde emisión de títulos electrónicos, modelos de evaluación de riesgo crediticio automatizados, integradores de expedientes digitales, hasta la posibilidad de poder dispersar el financiamiento en cuestión de minutos. 

Sin embargo, el sector enfrenta retos muy interesantes a futuro, desde la mira regulatoria las naciones deberán estar atentas a fomentar transparencia y competitividad con el fin de brindar servicios financieros de calidad a los usuarios, ya que no podemos darnos el lujo de repetir algunos efectos como los que causó la iniciativa de microfinancieras en México y otros países en desarrollo, donde se plasmó un favorable panorama respecto a que el crédito podría ser entregado a los estratos con menores ingresos mediante mayores canales de dispersión directa y alta cobertura, pero desembocó en algunos casos, en una relación de altas tasas, métodos de cobranza poco ortodoxos y factores psicosociales en deterioro.    

Donde verdaderamente se traducirá la eficiencia de las nuevas tecnologías, será en un proceso holístico que brinde la posibilidad de obtener financiamiento a un menor costo, traduciéndose en tasas más competitivas que permitan una mayor dinámica económica en la región; acompañado de medios de acceso lo suficientemente desarrollados para que el beneficio se refleje en las comunidades más alejadas del país donde por imposibilidad geográfica no se cuenta con sucursales bancarias, pero sí con acceso a internet en sus modalidades móvil y fijo, es ahí donde cobra mayor sentido la inclusión mediante las finanzas digitales. 

El mundo avanza a pasos agigantados y la Escuela Bancaria y Comercial es consciente de ello, por eso contempla dentro de su oferta de Licenciaturas Ejecutivas, contenidos enfocados en las finanzas digitales, como en la Licenciatura en Negocios, donde el alumno tiene la oportunidad de cursar las materias que considere las más adecuadas para su desarrollo profesional y donde adquirirá los conocimientos necesarios para gestionar e impulsar mejoras relativas a bienes, servicios y procesos de empresas nacientes, en crecimiento o consolidadas, bajo un contexto cada vez más cambiante, competitivo y tecnológico, con enfoque ético y de responsabilidad social.

Artículo original publicado en el blog BMV


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