¿Decisiones financieras informadas, forzadas o producto del distanciamiento social?
Por. Docente de la Escuela Bancaria y Comercial - Campus Pachuca, Dra. Suly Sendy Pérez Castañeda, y Dr. Elkin Darío Rave Gómez, Institución Universitaria de Envigado, Colombia.
La incertidumbre que ha generado la emergencia sanitaria por el virus de COVID-19 ha sido un catalizador para las rápidas transformaciones en todos los niveles de la economía, incluidas las finanzas personales y familiares.
El inquietante panorama de la pandemia, enmarcado por un conjunto de retos asociados a la disminución de ingresos, reducción de alternativas y recursos limitados, obligó a tomar decisiones que idealmente debieron estar basadas en los principios de la educación financiera: contar con herramientas para mejorar el manejo del dinero, preparar y superar alguna emergencia económica, alcanzar metas financieras y tener control sobre sus finanzas (Condusef, 2022).
Bajo este contexto, en México se observaron variaciones en el crecimiento acelerado del ecosistema de pagos; según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el número total de terminales punto de venta (TPV) mostró un incremento del 36% de 2019 a 2020, también se presentaron aumentos en el número de transacciones, transferencias electrónicas, corresponsales bancarios, cajeros automáticos, cuentas de ahorro para el retiro y cuentas de captación; en contraste, se percibió una disminución en el número de créditos para personas y sucursales bancarias, lo anterior ¿habrá sido resultado de decisiones informadas, de decisiones forzadas o del distanciamiento social?
Veamos algunos datos… de acuerdo con el informe anual de inclusión financiera 2021 publicado por la CNBV, al cierre del 2020 existió una diminución de 4.4% en el número de sucursales bancarias con respecto a 2019; en contraste, en el mismo periodo, el número de corresponsales bancarios, cajeros automáticos y TPV, mostraron un crecimiento de 3.3%, 2.5% y 36.5% respectivamente, alcanzando así una cobertura municipal de 94% del territorio mexicano.
Las cuentas de captación crecieron 3.9% con un saldo promedio de 46 mil pesos mexicanos y el número de cuentas administradas por las Afores tuvieron un incremento de 3.5% en el mismo periodo. El 42% de la cartera del sector asegurador estuvo representado por los seguros de vida; los seguros de accidentes y enfermedades tuvieron el mayor incremento, mientras que la mayor disminución la presentaron los seguros de automóviles.
El número de créditos otorgados a personas físicas disminuyó en un 7.8%, el índice de morosidad en tarjetas de crédito aumentó de 5.3% en 2019 a 7% en 2020, comportamiento similar tuvieron los créditos personales, de nómina, automotrices y de vivienda.
El número de transferencias bancarias por cada 10 mil personas adultas fue de 44 mil 189, el mayor importe de transferencias se efectuó a través de la banca por internet, en su mayoría con operaciones interbancarias. Las TPV registraron 975.5 millones de operaciones, los cajeros 471.9 millones, las transferencias 415.3 millones, el comercio electrónico 188.4 millones y los cheques 37.5 millones de operaciones.
Estos datos muestran un incremento positivo (no suficiente) en el tema de inclusión financiera, bancarización y toma de decisiones financieras. Sin embargo, al considerar que una porción de la población fue poco afectada al tener una parte de su ingreso disponible para gastos no esenciales, quizá tomaron decisiones forzadas, ya que no tuvieron oportunidad de gastar en alimentos, entretenimiento o viajes, aunado a que otros de sus gastos recurrentes, como transporte y combustible, se vieron reducidos.
Es probable que otra porción de personas haya tomado decisiones financieras por precaución, dada la incertidumbre sobre las consecuencias económicas de la pandemia, al temer perder el trabajo o ver disminuidos sus ingresos. Finalmente, el sector empresarial tuvo que ajustar sus modelos de negocio para seguir operando a pesar del distanciamiento social, incursionando en el comercio electrónico, pagos en línea y favoreciendo la bancarización para ser accesible a sus clientes.
¿Cuáles de estas decisiones fueron informadas, cuáles forzadas, o cuáles resultado del distanciamiento social?, difícil saberlo, sin embargo, con la experiencia vivida se esperaría que la población y el gobierno adopten los principios de educación financiera:
- Promover el ahorro a mediano plazo estimulando la inversión nacional.
- Incentivar la inclusión financiera a través de políticas públicas.
- Privilegiar la toma de decisiones informadas que traigan como resultado mayor bienestar social.
Referencias
BBVA (sf). La educación financiera: perspectivas desde la crisis del COVID-19, consultado el 6 de abril de 2022, de https://www.bbva.com/es/salud-financiera/la-educacion-financiera-perspectivas-desde-la-crisis-de-la-covid-19/
CNBV (2021). Panorama Anual de Inclusión Financiera 2021. Autor: México.
Condusef (2022). Diplomado de Educación Financiera. Gobierno de México, consultado el 5 de abril de 2022, de https://diplomado.condusef.gob.mx/a_header.php#
Artículo original publicado en Blog BMV