Tecnología, inclusión financiera e inversiones: Un círculo virtuoso.


Por. Docente de la Escuela Bancaria y Comercial Campus Ciudad de México y experto en inversiones,  Maestro Juan Carlos Cruz Tapia.

 

Estamos completando el segundo año de la pandemia por coronavirus, un periodo que (en sí mismo), ha sido un reto a nivel global. Temas como: contagios, confinamiento, vacunas, economías detenidas, estímulos económicos, tasas de interés y cadenas de suministros, se convirtieron en los tópicos diarios, pero aún a la distancia hubo un factor que nos mantuvo cercanos, la tecnología.

La tecnología nos permitió generar una respuesta a la coyuntura sanitaria mientras construíamos una nueva normalidad, desde realizar home office, adquirir productos y servicios en línea, e incluso acceder a actividades recreativas como teatro, cine y conciertos vía streaming; por su puesto los servicios financieros no fueron la excepción.

Los servicios financieros y la tecnología se encuentran cada vez más acoplados, en la última década, más de 50 países (incluido México) han implementado programas de inclusión que permiten a la población acceder a mayores servicios y educación financiera. Es importante señalar la amplia relación que existe entre un sistema financiero eficiente y el desarrollo económico a escala nacional, actualmente, bajo la supervisión integral de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), existen más de dos mil entidades dentro de setenta figuras jurídicas, entre los que destacan instituciones de banca múltiple, casas de bolsa, fondos de inversión y asesores de inversión, que en su conjunto suman más de novecientos participantes supervisados, esto permite un desarrollo ordenado del sector bancario y bursátil en el país. Teniendo lo anterior como antecedente ¿cuál sería el canal idóneo para impulsar la inclusión financiera?, así es, el internet.

De acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), desde que fue implementada la reforma de telecomunicaciones en 2013 y hasta noviembre de 2021, el Índice de Precios en Servicios de Telefonía Móvil ha tenido un decrecimiento de 43.9% (es decir, hoy cuestan menos que hace 8 años), mientras que en servicios de internet se ha tenido una variación durante el mismo periodo de 13.6%. Para poner en contexto estas cifras la inflación general de este periodo asciende a 43.2% de acuerdo con el INEGI.

Esto ha permitido que las líneas de telefonía móvil con acceso a internet hayan tenido una penetración considerable en la población y economía mexicana, de acuerdo con el IFT al cierre del 2013 únicamente 29 de cada 100 mexicanos contaban con una línea móvil con acceso a internet, al iniciar el confinamiento sanitario en marzo 2020, esta cifra ascendía a 77 líneas por cada 100 habitantes, es decir, un crecimiento del 165%; el servicio fijo de acceso a internet pasó en el mismo periodo de 40 a 64 accesos por cada 100 habitantes, representando una variación del 60%.

Una vez juntando las piezas de este rompecabezas, podemos determinar que el camino hacia la inclusión financiera no se debe basar en infraestructura física como cajeros y sucursales, sino en canales electrónicos que permitan a los potenciales usuarios acceder desde cualquier ubicación, los bancos y las casas de bolsa supieron leer a la perfección esta situación.

Hacia una moneda digital.

Banco de México ha indicado en sus planes el emitir hacia 2024 una moneda digital respaldada legalmente como un pasivo de la banca central mexicana, a diferencia del efectivo tradicional, esta permitiría pagos más rápidos y seguros, con la misma seguridad jurídica que posee el dinero fiduciario, de tal manera que se podría acceder a localidades donde la infraestructura bancaria es menos predominante, pero que en conjunto con el programa “Internet para todos”, podría lograr una cobertura sumamente amplia apoyándose en la infraestructura privada y gubernamental disponible.

Democratización de inversiones

El sector bursátil no se encuentra exento de la exposición tecnológica que enfrentamos en estos años, la carrera por generar mejores plataformas, aplicaciones y procesos más eficientes de inversión ha brindado sus frutos en México.

Hablemos de los momentos más relevantes de la última década, el Consejo Nacional de Inclusión Financiera (CONAIF) se crea en octubre de 2011 por Acuerdo Presidencial, de acuerdo con la CNBV, al cierre de dicho año, México contaba con 199,694 cuentas bursátiles abiertas en casas de bolsa; en enero de 2014 se decreta la Reforma Financiera en México, misma que fundamentalmente tiene como objetivo fomentar un sistema financiero más abierto y sólido para la población, en este momento el número de cuentas bursátiles alcanzaba las 206,315, un tímido crecimiento derivado de las condiciones de apertura que brindaba el sector bursátil y los aún altos montos mínimos de inversión solicitados.

Previo al inicio del confinamiento por la pandemia de Covid-19, en febrero de 2020, el sector de casas de bolsa reportaba una cifra de cuentas bursátiles de 334,713, en este punto se comenzaba a observar un crecimiento a través del tiempo, el verdadero catalizador se detonó a partir de algunos factores como:

-       Disponibilidad de tiempo debido al confinamiento

-       Menores recursos utilizados en movilidad

-       Uso de la tecnología

-       Exceso de liquidez en algunos mercados

Esto hizo que las cuentas bursátiles pasaran de 334,713 en marzo de 2020 a 2.81 millones para noviembre de 2021, una tasa de crecimiento del 740% en 21 meses.

Actualmente los inversionistas mexicanos tienen como alternativa participar con más de tres mil valores listados entre emisoras locales y el Sistema Internacional de Cotizaciones, además, es importante destacar que un mayor número de inversionistas puede significar una mayor cifra de recursos dirigidos a actividades productivas, en este sentido uno de los mayores retos del mercado mexicano es incentivarse a sí mismo de una manera integral, poniendo en contacto a oferentes y demandantes de recursos, atrayendo nuevas empresas locales para listado y generando campañas de difusión y educación financiera, lo que a su vez permita la inversión y financiamiento necesarios para una mayor generación de empleos y crecimiento económico.

Artículo original publicado en Blog BMV


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