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Usamos el refrán que da título a este texto para decir que las personas y las cosas se agotan con el tiempo, se cansan, se debilitan, se vencen. Sin embargo, también podemos usarlo para decir exactamente lo contrario, porque EBC Campus Tlalnepantla tampoco es el mismo que fue en 2005. ¡No es igual, porque es mejor! Porque sus aulas guardan ya dos décadas de aprendizaje, porque sus pasillos han visto pasar generaciones de jóvenes que llegaron con sus sueños y partieron con alas.
Veinte años después,. Campus Tlalnepantla no es el que nació, sino el que creció, se fortaleció y se convirtió en memoria viva y en movimiento.
Porque en Campus Tlalnepantla la historia no se repite, se transforma.
Veinte años son apenas un instante en la vida de una institución que aspira a la eternidad. Sin embargo, en este lapso, EBC Campus Tlalnepantla ha sembrado huellas profundas, fértiles, luminosas.
El amanecer de un sueño
Era 2005 cuando se abrieron las puertas del nuevo campus, en el corazón del Estado de México, y el aire de aquella mañana llevaba consigo la memoria viva de don Alejandro Prieto Llorente: nuestro segundo director general (1961-1989) estuvo presente en la ceremonia inaugural, ¡a sus 99 años de edad! Su mirada de educador visionario parecía decir que aquel paso no era sólo un crecimiento geográfico, sino la afirmación de una misión: formar profesionales íntegros, capaces de transformar la realidad con su saber, su hacer y su ser.
Tlalnepantla: tierra entre murallas
El nombre mismo del lugar, Tlalnepantla, significa en náhuatl “lugar entre paredes” o “tierra en medio”. Y sí: el campus nació en un espacio que es frontera y encuentro a la vez, entre la Ciudad de México y el Estado de México; entre la tradición industrial de la zona y las aspiraciones académicas de sus habitantes; entre la memoria prehispánica y el presente cosmopolita.
Desde sus ventanas se distinguen cerros que resguardan historias antiguas, y a sus pies corre el pulso de la modernidad: avenidas, fábricas, comercios, barrios que laten con energía incesante. En medio de todo ello, la EBC levantó su campus como quien abre un oasis: un lugar donde la prisa de la ciudad se transforma en búsqueda, en estudio, en esperanza.
Campus Tlalnepantla es así puente y cruce de caminos. Es punto intermedio donde los estudiantes de diversas comunidades llegan cada mañana, trayendo consigo los sueños de sus familias. Aquí se cumple, día tras día, la vocación de la Institución: formar emprendedores que se distingan en el ámbito de las organizaciones por su saber, por su hacer y por su ser.
La construcción de un legado
Desde entonces, cada generación ha puesto su piedra, su palabra, su esfuerzo. Los pasillos del campus han visto desfilar sueños y desvelos: jóvenes que viajaron a Harvard para participar en los Modelos de Naciones Unidas, llevando con orgullo la voz de México a foros internacionales; alumnos que brillaron en competencias académicas y ganaron medallas, maratones de finanzas, concursos de ensayo y torneos de debate; profesores reconocidos por su excelencia, como los maestros Héctor Torres Sánchez y Carlos Molina Herrera, Profesores Distinguidos en 2017 y 2025, respectivamente; equipos de mercadotecnia que lograron triunfos en el Effie College y en competencias de conocimiento Anfeca, y así demostraron que la creatividad y el rigor académico también se entrenan en Campus Tlalnepantla.
No fueron años fáciles. Hubo silencios y retos, como los que trajo la pandemia, cuando las aulas se vaciaron de cuerpos pero no de espíritu. El 2020 trajo consigo el silencio de la pandemia: aulas vacías, corredores apagados, el eco de las voces detenido en las paredes. Pero incluso en ese tiempo de distancia, Campus Tlalnepantla mantuvo viva su llama. Los modelos híbridos, las pantallas encendidas, la fe en el aprendizaje hicieron que la comunidad no se apagara. Y cuando en 2021 se retomaron gradualmente las clases presenciales, el regreso tuvo sabor de renacimiento.
Orgullo que se comparte
Campus Tlalnepantla es más que un edificio: es hogar de encuentros, de amistades, de maestros que marcan destinos, de alumnos que se vuelven líderes, de egresados que regresan a compartir lo aprendido. En sus dos décadas, ha sido semillero de iniciativas verdes, de foros laborales con empresas globales, de proyectos culturales y sociales que recuerdan que el conocimiento tiene sentido cuando se traduce en compromiso con la comunidad.
Un futuro que ya late
Hoy, al celebrar sus primeros veinte años, la EBC Campus Tlalnepantla se mira en el espejo de su historia y descubre un rostro joven, fresco, lleno de energía. Veinte años no son la meta: son el punto de partida para nuevas conquistas.
El futuro se abre con la certeza de que cada alumno que cruza sus puertas lleva consigo el espíritu de la Institución: la libertad con responsabilidad, el respeto con gratitud, el emprendimiento con ética.
Porque en Tlalnepantla la EBC ha echado raíces, pero también ha aprendido a volar.
Escrito por
José Agustín Aguilar Tagle