Raúl Niño Álvarez,
entrañable profesor de la
Escuela Bancaria y Comercial

CECILIA SANDOVAL MACÍAS*
CECILIA SANDOVAL MACÍAS*
Entre los propósitos de Museo EBC se encuentra el de
reconstruir la historia de la institución desde la siguiente
premisa: una comunidad grande y dinámica, como la nuestra,
contiene miles de miradas y de micro-relatos que la
dotan de riqueza y experiencia. El registro de la memoria
de la EBC nos muestra a la figura del maestro como uno de
los protagonistas más entrañables de nuestra gran historia.
De los inumerables relatos que ex alumnos y profesores
nos han compartido de sus días en las aulas, con gran frecuencia
escuchamos los nombres de don Raúl Niño Álvarez,
acompañado de comentarios sobre su gran calidad humana,
la huella que dejó en cientos de estudiantes con sus enseñanzas
precisas y llenas de sabiduría, así como por ser uno
de los profesores más queridos generación tras generación; y de don Benjamín Morales Zepeda, quien por muchos años
compartió sus cátedras de Ética y Filosofía con los estudiantes
de la Bancaria.
El 23 de noviembre de 1989, profesores y autoridades de
la Escuela Bancaria y Comercial y del Instituto Politécnico
Nacional realizaron un homenaje a don Raúl Niño Álvarez.
El profesor Benjamín Morales Zepeda redactó un texto para
la ocasión1.
Gracias a sus palabras, podemos acercarnos a la personalidad
del querido profesor Niño Álvarez, quien sin duda ha
sido uno de los maestros más apreciados y recordados de
nuestra institución. A continuación reproducimos el texto
íntegro de don Benjamín Morales Zepeda:
Este es para nosotros un momento de alegría, ya que estamos reunidos para rendir homenaje a una persona que a
través de su vida ha ganado la admiración y el respeto de
todos aquellos que hemos tenido el honor y el privilegio de
tratarle. Me refiero a don Raúl Niño Álvarez, de quien haré
una semblanza.
El estudiante
En Monterrey, ciudad capital de Nuevo León, su natal estado,
realizó la primera etapa de sus estudios profesionales, que culminó
con la obtención del título de Maestro Normalista otorgado
por la Escuela Normal Superior “Manuel F. Martínez”.
Esto en 1938.
Dos años después, se inscribió en la Escuela Bancaria y Comercial
con el objeto de estudiar contabilidad y formó parte de
la primera generación de Contadores Públicos que forjó esta
escuela; generación que, por cierto, se integró por personas que
destacaron considerablemente, no sólo en el ejercicio profesional
de la contabilidad, sino también en el ámbito de los
negocios y las inversiones.
Más tarde fue alumno de la Normal Superior de México,
institución a la que acudió con el objeto de recibir un curso
sobre Técnica de la Enseñanza, y su vida como estudiante en
las aulas, culminó en Oaxtepec, Morelos, cuando recibió un
curso que sobre Pedagogía impartieron especialistas destacados
en esa materia, pertenecientes a la Universidad Autónoma de
México. En adelante se habría de convertir en autodidacta vitalicio,
lo que nos consta a todos los que lo conocemos.
El contador
En la Ciudad de México, Distrito Federal, ejerció la contabilidad
de manera independiente durante los años comprendidos
entre 1950 y 1965. Su despacho estuvo ubicado en el cuarto
piso del edificio número 55 de la calle de Uruguay.
El autor
Sus obras publicadas son “Contabilidad Intermedia”, primero
y segundo tomos, ambas editadas en forma conjunta por Editorial
Trillas y el Consejo Editorial Politécnico. Es coautor del
libro: “Inflación: Estudio Económico, Financiero y Contable”,
editado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, y
en la obra “Contabilidad General” de Maximino Anzures escribió
el capítulo intitulado: “Contabilidad Administrativa”.
También colaboró en las obras “Sistemas de Contabilidad” y
“Contabilidad Superior”, ambas escritas por don Alejandro
Prieto Llorente y destinadas a los maestros de contabilidad.
El maestro
Catedrático de Contabilidad Superior del Instituto Tecnológico
Autónomo de México de 1953 a 1968, también fungió como
jefe de estudios de dicho instituto esos 15 años.
La misma cátedra, Contabilidad Superior, la impartió en la
Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto
Politécnico Nacional durante los 16 años comprendidos entre
1954 y 1970; pero ha sido en su “Alma máter”, la Escuela
Bancaria y Comercial, donde se ha manifestado en plenitud su vocación hacia la enseñanza. Ya desde 1944 y hasta la fecha ha
sido catedrático de Contabilidad Básica y Superior. También
en su historial pedagógico se incluye el haber sido Coordinador
Técnico en la Escuela Superior de Comercio y Administración,
Jefe de Clases en la EBC y autor de muchos programas de estudios
de materias relacionadas a la contabilidad.
El hombre
Poseedor de esa rara virtud que conjuga la erudición con la
sensibilidad, es don Raúl el individuo al que se le puede calificar
de culto sin menoscabo alguno del adjetivo. Quienes hemos
conocido la congruencia entre su pensar y su actuar no dudamos
en ver en él al “Integer homo”, el hombre íntegro, a que
hacían referencia los filósofos estoicos de la Roma Antigua.
Exigente en su cátedra, su rigor con los estudiantes se debe
a que sabe que los buenos profesionales no se forman en la
placidez de la medianía; sin embargo, tal exigencia nunca se ha
traducido en prepotencia o arbitrariedad, y quienes han sido
sus alumnos ven en él al prototipo del profesor responsable,
respetuoso y magnánimo.
Alumnos, es al estudiante, al contador, al autor, pero sobre
todo al maestro y al hombre a quien hoy rendimos homenaje,
y al hacerlo no podemos menos que, profundamente emocionados,
darle también las gracias: ¡Gracias, Maestro Raúl Niño
Álvarez, por su amistad sin dobleces! ¡Gracias por la excelencia
de su cátedra! ¡Gracias por su generosidad en la enseñanza!
¡Gracias por su ejemplo de integridad moral y fortaleza de
carácter! Y en fin, ¡Gracias maestro por la suerte de haberle
tratado y conocido! ¡Muchas gracias!
1. Morales Zepeda, Benjamín, El discurso que no pronuncié, en Ventana
Estudiantil, Vol. XXII, Núm. 2 (abril – mayo de 1990), pp. 6-7.
*Directora de Museo EBC