La empresa es un grupo social, un organismo vivo que se ve naturalmente afectado por la personalidad y la conducta de sus miembros.
En esta ocasión, hablaremos de las personalidades tóxicas, de la gestión del conflicto, así como de algunas herramientas y consejos valiosos para lidiar con gente altamente perjudicial… y no morir en el intento.
Hagamos referencia a un caso muy común en los corporativos actuales: Pedro, un ejecutivo de 37 años que, tras terminar con mucho esfuerzo una licenciatura y una maestría en una universidad de prestigio, tiene la fortuna de ingresar como becario a una empresa global y hacer una carrera brillante en pocos años; sin embargo, ha estado acostumbrado a hacer sentir en su casa, la oficina, la universidad y hasta en sus relaciones su mal genio, le ha funcionado desde pequeño a hacerse escuchar levantando la voz y a imponer su razonamiento y a sentirse el centro de atención.
Tenemos un adulto controlador, prepotente y altamente tóxico que trae a la organización sus malos hábitos de relación; tenemos a una persona que impone su criterio y su juicio con prepotencia; tenemos a un individuo que minimiza y ridiculiza el trabajo de sus colegas, que descalifica las ideas de los otros y que ejerce un permanente hostigamiento laboral. Su liderazgo está basado en el terror: hace sentir su poder mediante la humillación y las alianzas nocivas con colegas que le siguen el juego.
Este tipo de personas es muy común: asedia, acorrala, acosa, causan miedo, terror, desánimo, provoca malestares físicos y psicológicos, empobrece nuestra auto-estima, nos siembra sentimientos de culpa, nos paraliza. Y todos estos daños traen consecuencias en nuestra productividad